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viernes, 10 de marzo de 2017

Night code

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Micromachismo en boliches


“LH agradece su llamado”, así arranca otra noche de sábado en La Plata. La bocina que anuncia la hora de salida acelera la cabeza. El perfume Armani sale disparado pero lo central son cuatro cosas: billetera, llaves, plata y celular. Es lo único que no puede faltar por costumbre. Preguntarle al chofer si es una noche tranquila o si recién arranca el turno viene entre las conversaciones predeterminadas de cassette y hasta se transforma en cábala para generar un ambiente de buena onda, que no te saque a pasear y use el camino más corto para llegar a 7 y 49.



El recorrido es largo, llega a ser un viaje de entre $70 y $80. Los viernes y los sábados son los únicos días por defecto que hasta el más tanguero de los choferes pone en la radio una canción Ozuna o Maluma. En el manual de temas por defecto para charlar el conductor de pelo blanco y anteojos redondos quizás buscando empatía arrojó un “¡Que terrible como se visten las pibas ahora eh! Encima se viene el verano y si la piropeas el que está mal sos vos”. El silencio posterior se prolongó hasta el final del viaje, lo único que se escuchaba era el rosario plateado que chocaba con el espejo retrovisor. Al parecer no todo empezaba adentro del boliche.
Llegada puntual, 2:00 a.m. Empieza el juego en la puerta de Dickens, la fila para hombres era mucho más larga que la de mujeres. El olor a pucho mezclado con Kevin y One million entre el humo del chulengo de la esquina arman una barrera contra el olor a Baggio multifruta que se siente al pasar la puerta. El evento en Facebook de la fiesta <Noche carioca> decía “Dress Code: Exclusivo +19 - Universitarios - Hombres con camisa - Mujeres con zapatos.” Hasta ahí encajaba mi perfil, pero la trampa de siempre, “Cotillón para ellas y entrada FREE con consumición hasta las 3:00 a.m. – Hombres hasta las 2:30” ya casi eran y media y la fila no avanzaba. Una vez más hay que pagar. El RR.PP. corrió la vista del celular e hizo una mirada panorámica que le alcanzó. Le susurro al encargado de seguridad algo al oído y dijo “¿Chicas ustedes son del Nacional no? Vengan para acá” Sonrisas, una charla y un nuevo contacto en la agenda del teléfono bastaron para que entraran.
Es inevitable teniendo 17 personas adelante no pensar ¿Qué hay más allá de esas puertas que permite que se emitan pequeños episodios de la vida cotidiana en donde a las miradas acosadoras y los roces sean una cosa más que puede pasar? ¿Será la música o quizás el alcohol?

Una de Gilda
Sábado 12 de noviembre de 2016. Bar “El Almacén” (11 e/ 49 y 50)


“Hola, Agustín me llamo ¿Todo bien?” Fue la frase que eligió el chico para romper el hielo e intentar sacarle una sonrisa o quizás una conversación. Ella no sabía qué hacer, el hecho de ser una chica introvertida criada bajo la influencia de Rincón de luz, Casi Ángeles y la revista Tkm la condicionaron durante muchos de sus días.


Lila había tenido una buena noche, los zapatos le hacían picar la planta de los pies y no quería que la vieran mal por bailar descalza. Eran casi las 4 a.m. y entre las luces del salón, los led de la policía que entraban por el ventanal y el olor a pucho dejaban como resultado una serie de mareos. En vez de irse y quedar como la piba aburrida o la que ya está medio vieja y no aguanta eligió buscar refugio en una silla del patio.


"Era un chico lindo, a lo mejor si lo conocía en otra situación podía darse, pero cansa y no me gusta generalizar pero siempre es lo mismo, no me hizo falta que me dijera que estaba cansado porque había jugado ese dia para saber que era rugbier. Además de que apenas le contesté el hola me miro achicando los ojos como un chicato que no puede leer algo esbozando una sonriza y moviendo los labios al ritmo de la canción que decia algo así como que ´Era una dulzura y que quería hacer travesuras´"
A-¿Que pasa que estas acá solita? Metele alegría, dale, ¡Es viernes! No da que una chica como vos este acá re tirada.
L-Nada, estoy cansada y estos zapatos me hacen doler los pies ¿Qué sería una chica como yo?
A-Linda, si no te enoja que te lo diga- Dice mientras estira la parte derecha del labio hacia arriba con intenciones de realizar una mueca- ¿Bailás?
L- No me gusta esta música, además el patio está re lindo con los foquitos estos y la barra está acá nomás
A-¡Ah, ahora entiendo todo! Mirá que hay maneras para pedir un trago pero esta es la más rara – Dijo entre risas mientras se enfiló para la barra.
L-  No te pedí nada chabón que pesado.- Contestó con risa irónica
A-No muerdo eh, te lo juro. Dale tomate un traguito que es Ipa y vamos a bailar, le pedimos un tema que te guste al dj ¿Te parece?
L- No creo que pongan, a mí me gusta más la cumbia vieja como la que puso al principio tipo Los Dragones: Gilda: Antonio Ríos.
El chico hizo dos pasos y le golpeó la cabina al DJ que estaba casi pegada a las sillas.
A-Capo, te puedo pedir un temita por favor que estoy acá luchando con esta mina algo de Gilda ¡Te lo ruego!
DJ- Mira, ahora estoy haciendo un bloquecito de reggaetón viejo, pero ahí te cambio
A-Por favor que no quiere activar y me estoy re pudriendo de embole
El musicalizador hizo un cambio repentino, la canción que sonaba bajó la velocidad y en un quiebre rotundo se escucharon las trompetas tocando  “La puerta” de Gilda y se hizo colectivo el grito. La cumpleañera salió despedida de la pista al patio a llevarle la furiosa queja al DJ de que esa era música para viejos y que quería más cumbia nueva. Lo que dejó más nervioso al chico sin embargo no fue la crítica sino la mirada de Lila al irse casi obligada con Agustín a bailar que evidenciaba su complicidad mientras de fondo los parlantes decían “¿Quién te dijo que mi puerta tiene que estar siempre abierta?”


El concepto de micromachismo tipifica la violencia en la vida cotidiana que sería tan sutil que pasaría desapercibida pero que reflejaría y perpetuaría las actitudes machistas y la opresión de un género sobre el otro en una relación dedesigualdad.




“Estoy en la puerta, no entro más” Escribí ingenuamente pensando que alguno de mis amigos que estaban adentro saldría a hacerme compañía. Son las 2:38 y todavía queda gente delante de mí. Recién hace un ratito agilizaron todo, claramente ahora que todos pagan. Qué difícil estar solo delante de la cadena que te separa de este lugar, donde pareciera que están permitidas cosas que después en las redes sociales dicen estar en contra. No sé si pasa por hacer un mea culpa o no, pero ¿Cuántas personas habrán llevado sus manos a un cuerpo ajeno y desconocido? ¿Cuántas de las mujeres de la fila habrán sido víctimas de estas acciones que simulan ser “no tan graves”?


¿Por qué será?  ¿Por qué a mí?


Sábado 19 de noviembre de 2016. “La Tapera” (59 e/ 18 y 19)


¡Mientras esta canción este sonando en la barra te llevás 2 fernets por $50 que explote la barra! Así se motivaba la gente en la Tapera. El ambiente parecía estar en sintonía, los ventiladores, las luces, las tiritas de colores que colgaban del techo, todo se movía al mismo ritmo. El bajo de reggaetonero se hizo sentir y todos tenían un objetivo común, aprovechar el precio.


Escucharon desde el baño lo que el parlante anunció. “Lelu boluda dale que después sino nos vamos a gastar toda la guita” escuchó desde el baño desesperada porque no encontraba los pañuelitos que había guardado en la cartera y  le quedaban en la billetera $84 y tres cupones de Burger King. Las tres amigas la habían dejado ahí y no tenía ganas de bancarse toda la fila sola.
Salió rápido pero igual no llegó a ver para donde fueron. Vestido floreado, el pelo atado con una colita que combinaba y un par de zapatos blancos que la hacían superar apenas la barrera del metro sesenta. Cinco chicos fingieron dejarla pasar al centro de la pista armando un pasillo que se transformó en una ronda para sacarla a bailar. Miró por encima de ellos intentando hacer puntitas de pie pero no pudo reconocer a sus amigas.
“La casualidad que nos quedamos en la misma disco, aprovechemos que nos vimos” le dijo al oído cantando uno de los chicos mientras le convidó un trago de fernet.

"El primero que se acercó me preguntó si era de acá porque estaba re perdida, ´Peco´ le decían. Le dije que si pero que nunca había ido a ese lugar. Me quedé bailando un rato porque la canción que el dj había puesto para una promo de 2x1 me encantaba pero ya terminaba y mis amigas seguro algo me habían comprado. Entré en confianza y me puse a charlar con él y Marco que era el mas grande de todos.Flasharon, cualquiera."

L: Chau chicos quiero un trago, me voy a buscar a mis amigas.

F: ¡No podes! Que ortiva, claro, te doy fernet y rajás. – Le reclamó en tono burlón para convencerla de que se quede.
L- No posta, es que no sé dónde están y me vuelvo con ellas, no tengo tanta plata encima.
M- Vení, si bailas un ratito conmigo te regalo esta lata – Dijo Marco señalando al lado de su pie la Budweiser.
L-Mmm, bueno pero un ratito que de verdad me tengo que ir con ellas.
M- Te voy a decir algo con lo que podes matar dos pájaros de un tiro.
L- ¿Cuántos años tenés? ¡Que dicho de viejo por favor!
M: Tengo 26 que te hacés la joven – Dijo devolviéndole la sonrisa y acercándose al oído- Si me la chupas te doy este fernet y te llevo a tu casa.
L-¿Que decís? Pajero rajá de acá estúpido – Le gritó empujando a marco haciéndolo volcar la bebida.
M- Baja mil cambios pendeja ¿Quién te pensás que sos? ¿Para qué carajo venís a un boliche entonces?
Nadie llegó a escuchar lo que Marco le dijo al oído provocando la reacción, solo Lelu. Las miradas de rechazo de todos fueron hacia ella.

Ya pagué, estoy adentro y no sé cuántas veces o cada cuánto tiempo se puede ver o presenciar una mano acosadora o un susurro violento, pero es ese “mal menor” de los Micromachismos el que muestra como algo común un machismo que no mata, que está presente todo el tiempo y eso lo hace ser aceptado.

1 comentario:

  1. Muy bueno Gabriel!!! Me encanta que te animes a publicar, vale la pena. Cariños. Yamila

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Las historias no terminan cuando llega el punto final, siguen en los comentarios o cuando se sientan identificados con alguna de las acciones y las reproduzcan en sus círculos sociales.